Andrés Otero: "Lo que comemos cada día condiciona lo que somos y cómo vivimos"

El investigador y catedrático vilalbés hablará sobre seguridad alimentaria este viernes en el Parador de Turismo dentro del ciclo Vilalba coa Ciencia 

Andrés Otero. EP
photo_camera Andrés Otero. EP

El vilalbés Andrés Otero, doctor en Veterinaria, catedrático en la Universidad de León y director del departamento de Higiene y Tecnología de los Alimentos, ofrecerá este viernes una conferencia dentro del ciclo Vilalba coa Ciencia que promueve Amigos do Museo de Prehistoria e Arqueoloxía de Vilalba (Mupav). Será a las 19.30 horas en el Parador. 

Ha impartido múltiples conferencias. ¿Presiona hacerlo en Vilalba? 

Para mí es algo nuevo. Estoy acostumbrado a foros con distintos niveles de audiencia, pero es un reto que me hayan invitado en mi pueblo. Estoy muy agradecido de que hayan pensado en mí y que nos ofrezcan un espacio para visualizar la investigación científica. 

¿Cuál es su relación con Vilalba? 

Soy natural de la parroquia de Santaballa y tengo familia allí. Mi mujer es de Mourence. Y periódicamente voy. A nivel profesional, nuestro grupo de investigación ha colaborado en actividades con el Grupo de Microbiología de la Facultad de Veterinaria de Lugo.

¿Sobre qué hablará? 

Seguridad microbiológica de los alimentos, consecuencias y qué se hace para controlarlos, a lo que dedico mi actividad científica. 

Forma parte de un equipo investigador que ha realizado múltiples proyectos. ¿Destacaría alguno?

Tenemos una trayectoria de muchos años en bacteriología, y destacaría las contribuciones a la ciencia con respecto a los estafilococos y las bacterias coliformes. 

¿Qué es la seguridad alimentaria? 

En términos muy coloquiales, es lo que hay que intentar para que los productos alimentarios no causen daño a los consumidores. 

¿Y cómo se gestiona? 

Estoy en el ámbito de la formación a profesores de Veterinaria y Ciencia y Tecnología de los Alimentos. Pero hay todo un sistema público que controla y vigila, por parte de empresas alimentarias y de los establecimientos comercializadores. Hay muchas normativas que fijan pautas y la administración debe estar por detrás vigilando. 

¿Cuáles son los mayores riesgos?

Se suele hacer un planteamiento de dos tipos. Por un lado, la presencia de peligros biológicos como bacterias, virus o entes vivos. Y por otro, la presencia de componentes químicos, como plaguicidas, medicamentos o contaminantes en el medio ambiente. La presencia depende de la cantidad, que puede ser un riesgo para el consumidor. 

¿Los miedos infundados están en aumento? Hay alertas sobre plásticos, glifosatos, aceite de palma...

Los peligros y los riesgos, aunque están presentes, en la mayor parte de la gente han perdido preocupación. Pero los sistemas de gestión funcionan bastante bien y los casos graves de problemas son muy limitados. La seguridad alimentaria se ha puesto en marcha por grandes errores. En 1981 hubo una intoxicación muy grave por aceite de colza, un problema sanitario importante, una llamada de atención. Y a finales de los 80, el caso de las vacas locas. Pero se ha diseñado un sistema que no es perfecto pero es muy bueno y garantiza la seguridad alimentaria. 

¿Y cuál es el mayor reto actual? 

Los contaminantes medioambientales derivados de la actividad humana. Nos comemos residuos de plásticos porque los dejamos en el medio ambiente. Y lo que hacemos con el medio ambiente al final nos lo comemos y repercute en nuestra salud. 

¿Qué opina de los transgénicos?

Es un tema de planteamiento personal. Es perfectamente gestionado, no hay problemas sanitarios en su consumo. Hay una evaluación muy exhaustiva, también en términos medioambienteles. La manipulación genética asusta a la gente porque es una tecnología nueva. No asusta la manipulación genética que conduce a la obtención de un medicamento, todo el mundo lo da por bueno, pero para otras cosas se ve con prevención. 

¿Es más sano comer de la huerta? 

En términos de seguridad alimentaria no necesariamente es mejor. Uno de los elementos que tenemos que cuestionar de verdad es si la cantidad de alimentos procesados que comemos nos conviene. Pero la alimentación de la huerta es algo que no debemos perder en lo personal y lo económico. 

Se le dice a los niños que hay que lavarse las manos antes de comer. ¿Qué otros consejos daría? 

Hay que intentar educar a los niños en principios básicos de higiene y alimentación, con información y formación sobre alimentos, diversidad... La cultura de la alimentación se va perdiendo y eso no se resuelve con una aplicación en un móvil. Es importante el acervo cultural. Comer es una actividad ordinaria, de jóvenes pocos se preocupan, pero lo que comemos cada día condiciona lo que somos y cómo vivimos. 

¿Tiene algún alimento prohibido?

No, pero intento diversificar. A partir de una determinada edad a uno le preocupa lo que come. 
 

¿Y alguno favorito? 

Tenemos que intentar preocuparnos de los alimentos que tenemos en nuestro entorno. Hablando de Vilalba tengo que hablar del San Simón. 

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