Los albergues privados duplicaron las plazas del Camino Norte en la comarca chairega

En tres años abrieron seis hospedajes turísticos enfocados a peregrinos: dos en Vilalba, uno en Guitiriz y tres en Abadín 

Peregrinos en el Camino Norte, a su paso por Vilalba. C.PÉREZ
photo_camera Peregrinos en el Camino Norte, a su paso por Vilalba. C.PÉREZ

El Camino Norte suma adeptos año tras año. Unos lo eligen por evitar las masificaciones del francés, otros por explorar un nuevo recorrido —que todos definen como más duro—. Y el auge de este itinerario, reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2015, se hace visible en el incremento de albergues privados en la comarca, que duplicaron el número de plazas en los últimos tres años al sumar 162 nuevas camas a la oferta de los caminantes para pernoctar. 

Hasta el año 2015, los peregrinos que escogían el Camino Norte a Santiago solo disponían de tres albergues —todos públicos—a su paso por la comarca chairega, que acoge íntegras o en parte cuatro etapas del recorrido: Lourenzá-Abadín (24,8 kilómetros), Abadín-Vilalba (20,6 kilómetros), Vilalba-Baamonde (20,7 kilómetros) y Baamonde-Sobrado dos Monxes, que con 41,3 kilómetros atraviesa parte de Guitiriz. 

Los albergues públicos de Gontán, Baamonde y Vilalba suman en total 168 plazas

Los albergues públicos suman en total 168 plazas, divididas en 26 en el de Gontán (Abadín); 94 en Baamonde —es la instalación con mayor capacidad de Terra Chá— y 48 en Vilalba. Están todos gestionados directamente por la Xunta, aunque el de la capital chairega estuvo hasta el año pasado coordinado por voluntarios de la agrupación de Protección Civil. 

INICIATIVAS PRIVADAS. En 2015 los albergues públicos dejaron de ser la única opción y empezó un ‘boom’ de instalaciones privadas que todavía continúa. En los últimos tres años se inauguraron seis hospedajes turísticos pensados para el peregrino: dos en Vilalba, uno en Guitiriz y tres en Abadín. Y ya hay otros previstos. 

En la parroquia de Vilar, en Guitiriz, se abrirá un nuevo albergue en el barrio de A Modia, con diez plazas. Los promotores, que están a la espera de completar los trámites para poder iniciar las obras, confían en poder abrir para Semana Santa del año que viene. 

Mientras, en Baamonde hay dos solicitudes, pero están a la espera, una del permiso de Patrimonio para que el Concello pueda concederle la licencia de apertura, y otra, de la modificación de las normas subsidiarias para poder iniciar el proyecto. Entre las dos, sumarían alrededor de 25 plazas. 

En los últimos seis años se estrenaron seis albergues privados, ya hay otro en proyecto en Guitiriz y varios solicitados para Baamonde 

Los primeros albergues privados en abrir fueron Castelos, en Vilalba, y Witericus, en Santa Locaia, en Guitiriz. Ambos empezaron a trabajar en 2015, uno, con 38 plazas, a pocos pasos del auditorio municipal vilalbés, en pleno casco urbano. El otro, con nueve, rodeado de naturaleza. 

"Es un café bar y albergue con un concepto distinto. En nuestro caso es muy especial porque es muy pequeñito y no tenemos ni televisión. Aquí la gente viene buscando tranquilidad. El perfil de gente es más maduro", dice la promotora de Witericus, Helena Pais, que asegura que el balance de estos años es "positivo". "La cantidad de la gente que llega aumenta y ahora viene lo fuerte. Agosto es el mejor mes", precisa, aunque asegura que ya hay los que tratan de evitar julio y agosto. 

Tras el estreno de Witericus y Castelos en 2015, en un salto en el tiempo, llegó el mes de abril de 2017 y abrieron tres nuevos albergues, dos en el municipio de Abadín y uno en Vilalba. 

Peregrinos en el albergue As Pedreiras en Vilalba. EP "Nós empezamos co FIV", dice María Xosé Pernas, de As Pedreiras. El albergue suma 27 plazas repartidas en cuatro habitaciones, tiene zona de cocina y comedor, duchas y aseos, un jardín trasero y un espacio para las bicis. "Estamos contentos. Se tiveses todo pagado, o negocio funcionar, funciona", explica la responsable. "Témolo por Booking e moitos atópannos por internet ao buscar aloxamentos en Vilalba. O peregrino utilízao moito", dice. 

En Abadín, se estrenaron ese mismo mes dos propuestas muy diferentes. Xabarín, en pleno núcleo urbano, y Xistral, en el entorno rural de Castromaior, con 17 plazas, jardín y piscina.

"Es un concepto distinto, para un público más familiar. Hacemos una cena comunitaria por las noches y es para gente que viene buscando más comodidad, no estar en el final de etapa", dice Jaime Prieto, que se muestra muy positivo. "Estamos muy contentos, duplicamos el número de gente del año pasado a este, aunque la sensación en general es que hay menos gente este año en el Camino", dice. "Aquí partíamos de cero y la progresión es muy buena", añade.   

"El primer año estuvo bien, vino gente de 55 nacionalidades, y este la cifra no es mala pero si comparas con las expectativas quizás se quede algo corta", dice Daniel Valle, de Xabarín. El albergue tiene 25 plazas —una adaptada—, cocina y comedor, una terraza y una zona cubierta al aire libre.

"La promoción nunca es suficiente y los concellos deberían tirar por ofrecer más servicios en las nuevas variantes. Aquí dependemos de cómo la gente configure las etapas y si elige Abadín o hace Mondoñedo-Vilalba seguido", dice, mientras habla de fluctuaciones, con días de colgar el cartel de completo y otros de una o dos personas. Algo similar a lo que indican en el último en sumarse a la lista, Casa Goás, que abrió a pocos metros un año más tarde, el pasado mes de abril. 

"Os primeiros meses foron moi ben, moito mellor do previsto, pero depende dos días, é algo alternante", dice Alberto Goás. El albergue, que completa su oferta de bar, restaurante y hostal, suma 46 plazas a la oferta del Camino. Las instalaciones suman a las habitaciones, baños y aseos, zona de cocina y comedor, otra de descanso, una pequeña lavandería y servicio transporte de mochilas, además de garaje para bicicletas y mascotas. 

PERFIL. Los picos en la afluencia de peregrinos se superponen en todos los albergues. El verano —julio y agosto principalmente— son los meses con más movimiento y con mayor paso de peregrinos nacionales. El resto del año, los extranjeros ganan, y por goleada. 

Los países también coinciden calcados. Alemania, Francia e Italia son los principales lugares de procedencia de los peregrinos, pero el abanico es gigante. EE.UU. tiene cada vez más peso y aumentan los visitantes de Australia o Japón, entre los que se mezclan de Corea, Rusia, Ucrania, Turquía, Kazajistán, Zimbabue o Mali.

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