Acepta un año de cárcel por intimidar a la rehén del banco que atracó en Parga

El acusado del robo, ocurrido en marzo de 2016, envió cartas y llamó desde prisión a la empleada para presionarla para que no lo identificase

El acusado por el atraco de Parga, camino de la Audiencia en mayo de 2017. (AEP)
photo_camera El acusado por el atraco de Parga, camino de la Audiencia en mayo de 2017. (AEP)

El autor de un atraco en el Banco Pastor de Parga, en Guitiriz, en marzo de 2016, David Lema Milla, aceptó este miércoles una pena de un año de prisión -que se une a la condena de cuatro años y ocho meses por el robo que se le impuso en mayo del 2017- y una multa de 540 euros -tres euros diarios durante seis meses- por un delito de obstrucción a la justicia por intimidar por carta y por teléfono a la empleada de la sucursal para que no lo identificara como autor del robo ni en la rueda de reconocimiento que debía practicarse posteriormente en el acto del juicio.

Según el ministerio fiscal, el acusado envió por correo una carta escrita de su puño y letra desde el centro penitenciario de Bonxe a la sucursal de Parga, con la que trataba de influir y atemorizar a la que fuera su rehén para que "modificase su actuación procesal" y no lo identificara.

Además, esta situación intimidatoria no era la primera vez que ocurría, ya que con anterioridad David Lema, vecino de Malpica de Bergantiños, contactó telefónicamente con la testigo "con ánimo de influir" en su declaración para que "faltase a la verdad, llegándole a decir "tengo que pedirte una cosa", a lo que la empleada contestó "no tengo nada que decir" colgando el teléfono".

El fiscal pedía inicialmente por estos hechos una pena de tres años de prisión y 16 meses de multa con una cuota diaria de seis euros (2.880 euros), pero en el acto de conformidad celebrado ayer el acusado reconoció los hechos y vio rebajadas las penas.

ANTECEDENTES. David Lema cuenta con un amplio historial delictivo, que suma más de 40 años de cárcel en condenas por diversos robos en Lugo, A Coruña, Pontevedra y Oviedo.

En el caso de Parga, tras acceder a la oficina a cara descubierta, amenazó a la empleada con un cuchillo de unos 30 centímetros de longitud y le preguntó dónde guardaba el dinero. Esta se lo indicó y el acusado le ordenó que se tumbara boca abajo en el suelo y mientras se hizo con casi 5.000 euros de botín. Antes de huir, ató de pies y manos con unas cuerdas a la mujer.