"Soy el ejemplo de que se puede vivir de la magia"

Galicia Ilusiona, el festival mágico más internacional, recala en el Gustavo Freire este sábado a las 20.30. El melidao Dani Polo está detrás de esta cita en la que lo imposible se hace realidad
Dani Polo. EP
photo_camera Dani Polo. EP

QUIÉN DIJO que los sueños no pueden cumplirse? El joven Dani Polo es un ejemplo de ello. Se enamoró de la magia cuando apenas levantaba un palmo del suelo y a sus 24 años ya puede presumir de acudir a certámenes internacionales y de ser el campeón nacional de ilusionismo. Ahora trae un pellizco de esa fantasía a Lugo con una gala presidida por los mejores magos del mundo.

Conoce los entresijos que hay detrás de la magia, ¿se pierde así un poco la ilusión de ser espectador?

Un poco sí, pero se disfruta de otra manera. Saber lo que esconden los shows y tener esa ilusión son dos cosas son incompatibles, pero para un mago lo más reconfortante es, ante todo, que el público se asombre y crea que esto sí es real.

¿El público sigue buscando dónde está el truco?

Hay dos tipos de espectador: el que viene a ilusionarse y a meterse de lleno en esto; y después está el que viene a buscar la trampa. A mí me gusta más el primero; pero el último también es interesante porque suele venir, no logra descubrir el truco y por eso vuelve. Al final los dos acaban disfrutando de una u otra manera, y eso es lo importante. Los magos generamos situaciones imposibles y es lógico que el espectador quiera saber como hemos llegado a eso.

¿Le han descubierto alguno?

La verdad es que no, o a mí nunca me lo han dicho (risas).

¿Guarda siempre un as en la manga? Por lo que pueda pasar…

Siempre, es importante tener recursos. Lo fundamental es que si ocurre algo inesperado el público no se entere (risas).

Cuándo dijo que quería ser mago. ¿Cómo se lo tomó su familia?

Seguro que para muchos padres es algo extraño, pero los míos me apoyaron mucho. Es un mundo en el que, sobre todo, si empiezas de joven, necesitas una ayuda económica porque los artilugios no son nada baratos y hay que moverse mucho para aprender. No es un mundo de fácil acceso.

El juego ‘Magia Borrás’ que le regalaron con 7 años fue decisivo para que se lanzara a este mundo...

Efectivamente, en unas Navidades me regalaron el mítico ‘Magia Borrás’ que la mayoría de niños tienen en casa y al final termina olvidado en una estantería. Pues me encantó, estuve ensayando todos los trucos y me di cuenta que ese mundo era mi pasión. Después me metí de lleno en todo esto en la escuela del mago Rafa.

Siempre cita a Rafa como su maestro, ¿tiene más referentes?

El mago Rafa fue fundamental en mi crecimiento. Tuve la suerte de asistir siendo niño a sus clases en Lugo y aprendí mucho, de hecho hoy en día somos grandes amigos. Pero también tengo otros referentes como René Lavand, un mago argentino que hacía magia mezclada con poesía y tenía de especial que a los 9 años perdió su mano derecha y desarrolló toda su carrera con la izquierda. Y después me encanta David Copperfield, un mago que trabaja en los mejores teatros y hace números a lo grande, como a mí me gustan.

Si indagamos en su origen como ilusionista, ¿viene de familia?

No, en mi familia nadie tiene que ver con la magia. Se me metió ese gusanillo en el cuerpo de pequeño y fue creciendo.

Cuando decía en el colegio que era mago, ¿sus amigos no alucinaban?

Mis amigos ya estaban acostumbrados porque yo siempre aprovechaba cualquier evento o festival para subirme al escenario y hacer algún truquillo. Cuando éramos más pequeños siempre me pedían que les enseñara números y a día de hoy me lo siguen pidiendo, viene a verme y son un gran apoyo.

Debutó con sólo 10 años en el Compostela Máxica de Santiago. ¿Cómo se sintió al ser uno de los magos más jóvenes de España?

Esa gala la recuerdo con mucho cariño porque fue en el Teatro Principal, uno de los mejores de Compostela. Fue muy especial porque compartía cartel con magos como Juan Tamariz y fue uno de los debuts soñados.

A sus 24 años ha triunfado en varias zonas del mundo. ¿Se vive igual la magia en todos los países?

 En cada rincón se vive de una manera. Incluso dentro de España hay público más o menos implicado. Pero sin duda el mejor es el gallego, ¡es el que más aplaude!

¿Es rentable ser mago?

Sí, yo soy el ejemplo. Soy un gran afortunado porque me dedico exclusivamente a la magia en todos sus ámbitos: hago espectáculos, organizo galas, doy conferencias, trabajo con otros artistas... Son muchas las ramas, pero sí que se puede vivir de la magia.

Participó en 'Pura Magia' de TVE y llegó a ser finalista. ¿Repetiría?

Sí, fue una gran experiencia. Grabamos durante dos meses en Barcelona y aprendí mucho. Yo además tengo la carrera de Comunicación Audiovisual, que me ha servido para complementar mis espectáculos. Ver por dentro un programa de televisión fue como hacer un máster. La tele es un gran escaparate y me ayudó además a encontrar trabajo.

Es el impulsor, junto a Pedro Bugarín, del festival Galicia Ilusiona, que llega a Lugo y en el que además participa con un número. ¿Cómo se siente al estar entre los mejores ilusionistas del planeta?

Es un honor y también una gran responsabilidad porque son magos de diferentes países premiados internacionalmente y a los que además yo de pequeño admiraba mucho. Va a ser una experiencia inolvidable y un lujo.

¿Con qué va a sorprender?

Tenemos preparada una gala en la que cada mago hará un número breve que, por así decirlo, es su mejor show. Mi especialidad es la magia de las grandes ilusiones, donde personas aparecen de la nada, desaparecen, consiguen volar… Todo ese tipo de espectáculos que normalmente vemos en Las Vegas intentaré traerlos al Gustavo Freire.

Como mago y con los poderes que tiene, ¿qué haría desaparecer de este mundo?

Si tuviera esa varita mágica haría desaparecer las injusticias, las enfermedades y las guerras.