¿Por qué y desde cuándo se llama Domingo das Mozas?

Lugo se abarrota este domingo, llamado así desde los cuarenta del siglo XX en oposición al Día dos Patrós, la jornada de San Froilán
Baile tradicional durante el Domingo das Mozas del año 66 AHP DE LUGO
photo_camera Baile tradicional durante el Domingo das Mozas del año 66 AHP DE LUGO

El Domingo das Mozas hace mucho que es Domingo das Mozas pero no hace tanto que se denomina así. Las ferias y fiestas del San Froilán cumplen en esta edicion 268 años y el domingo principal se conocía hasta los años cuarenta del siglo pasado como el ‘San Froilán pequeno’. La razón, explica el historiador Adolfo de Abel Vilela, es que, si el 5 de octubre, San Froilán, coincidía en día laborable, la gente de fuera de Lugo no podía acudir a la fiesta y lo hacía al domingo siguiente. En realidad es lo que sigue sucediendo ahora en las patronales lucenses y en muchos otros lugares cuando el patrón cae por semana, como en O Cebreiro, por ejemplo.

Al Domingo das Mozas la gente acudía con su mejor ropa, fuese o no de gala. Los más adinerados lucían telas de importación y pedrería

Así, mientras en el día de San Froilán disfrutaban de la fiesta fundamentalmente los vecinos de Lugo, al domingo siguiente llegaba la gente de los alrededores y de otras comarcas de la provincia, ya que el tirón de las patronales lucenses era grande. ¿Y quién se apuntaba antes que nadie a una fiesta? Pues antes como ahora, la juventud. Cientos de mozos y mozas se desplazaban a Lugo para disfrutar del pulpo —o de las anguilas, antes de que el cefalópodo fuese tendencia—, de la música y del resto de atracciones. El ambiente en la ciudad era muy diferente y en un determinado momento empezó a llamarse Domingo das Mozas en contraste al Día dos Patrós, que era la jornada de San Froilán, según cuenta la historiadora Rosina Rodríguez Vieito en la tesis doctoral sobre el San Froilán que publicó hace años.

El Domingo das Mozas era la fiesta de las fiestas, pero en realidad los mozos y mozas de la provincia acudían a Lugo todos los domingos del año, a comprar y a pasar el día, el único en el que no podían trabajar porque hacerlo era pecado. "Viñan aos ultramarinos, ás tendas de tecido... e, como había moitas igrexas, aproveitaban para cumprir coa obriga de ir á misa", cuenta De Abel Vilela, autor de varios trabajos históricos de la colección ‘O San Froilán dos Devanceiros’.

Y curiosamente no fue el Concello, organizador de las fiestas, el primero en referirse como tal al Domingo das Mozas. Esa denominación se usó por primera vez en un programa de fiestas elaborado por la imprenta de Gerardo Castro Montoya. Y es que, por esa época, no solo publicaba el programa la administración local, sino que también hacían sus propios libros con publicidad insertada algunas imprentas. A partir de ese momento, el Concello oficializó el nombre.

Al Domingo das Mozas la gente acudía con su mejor ropa, fuese o no de gala. Los más adinerados lucían telas de importación y pedrería y el resto tejidos más modestos, como lana y lino. La jornada era una pasarela porque además los atuendos variaban según los lugares de procedencia.

Una buena muestra de trajes tradicionales se vuelven a ver en la jornada presente, como cada Domingo das Mozas, en el desfile que comenzó a las once en la Praza Maior y que este año cumplía medio siglo. Terminó en el Parque, en el busto de Rosalía de Castro, donde presentó la ofrenda a la escritora otra autora, Olga Novo.

Comentarios