Nunca es demasiado tarde para aprender

Un centenar de inmigrantes de más de una veintena de países asiste a clases de castellano y algunos también de gallego en el Centro Específico de Educación de Adultos de Albeiros, que cumple 20 años en su actual ubicación en el parque de A Milagrosa
Una de las clases de castellano para inmigrantes. SEBAS SENANDE
photo_camera Una de las clases de castellano para inmigrantes. SEBAS SENANDE

Ouafa Benyellceul es de Marruecos. Tiene 52 años y desde hace dos reside en Lugo. Trabaja cuidando a un matrimonio de avanzada edad. Esta ciudadana norteafricana es uno de los más de 100 inmigrantes que asisten a clases de castellano, algunos también de gallego, en el Centro Específico de Educación de Adultos (Epapu) de Albeiros.

"Aprendo castellano y un poco de gallego para trabajar en el campo con gente gallega y para entender más. Estoy muy contenta", afirma Ouafa Benyellceul.

El irlandés Mark Casey, de 43 años, está ahora también al otro lado del pupitre, pues se gana la vida dando clases de inglés. Lleva tres años en Lugo y aprende castellano para "poder hablar con gente en la ciudad" y considera que es "una buena experiencia".

Ese centenar de inmigrantes, de entre 26 y más de 60 años, que representan a más de una veintena de nacionalidades (Nigeria, Ghana, Senegal, Pakistán, India, Siria, Irán, Alemania, Rusia o Brasil, entre otras) reciben nueve horas semanales de clase. "Es como la Onu", bromea una de sus profesoras, María José Méndez.

El grupo más numeroso, 45 alumnos, es el de refugiados ucranianos que llegaron a la capital lucense antes del pasado verano huyendo de la guerra. Cuatro de ellos han regresado a Mariupol, una de las ciudades arrasadas por las tropas rusas, para pasar las Navidades con sus familias.

Algunos de estos inmigrantes no solo reciben clases de castellano, también de alfabetización. "Nunca pisaron una escuela. No saben leer ni escribir, ni en su lengua. Aquí es la primera vez que van a un colegio", explica María José Méndez.

Esta profesora, que impartió clases durante dos décadas en primaria en colegios, afronta su segundo curso en el centro de Albeiros. "La motivación es muy alta. Les sirve también para relacionarse entre ellos, como punto de encuentro...", afirma esta docente, que asegura que estos alumnos son "muy agradecidos" y "muy amables". Cuando finalizan el curso suelen compartir postres o platos típicos de su país.

La demanda de gallego y castellano para inmigrantes es tal que hay "lista de espera", según asegura la directora del centro, Amalia Vázquez.

Oferta educativa

Además de estas lenguas, se imparten, presencial o semipresencialmente, enseñanzas básicas iniciales (primaria); secundaria (Esa); bachillerato y cursos de formación online de la Aula Mentor.

También cuentan con servicio de atención a domicilio. Dan clases a aquellos alumnos de la provincia de Lugo que no pueden asistir a sus centros docentes porque tienen que quedarse en casa debido, por ejemplo, a que están convalecientes de una operación.

La mayor demanda es de secundaria. "Hai moitos alumnos de 40 a 45 anos que se quedan sen traballo que aproveitan para facer a Esa", explica Amalia Vázquez.

El objetivo, según pone de manifiesto esta docente, es "adaptarnos á xente que traballa o que ten cargas familiares. Temos grupos de mañá e de tarde todos os días da semana".

Amalia Vázquez también destaca que "cada vez é máis alta a demanda" de los cursos de formación a distancia del Aula Mentor. Ofrece decenas de ellos, desde servicio de atención al cliente o gestión de la información turística hasta gestión contable y fiscal o control de plagas.

Esta profesora asegura que es "moi reconfortante e enriquecedor" y que tienen que "motivar ao alumnado para que non abandone" porque "hai xente de 40 ou 50 anos que levan moitos anos sen estudar e ás veces se sinten superados". Pero si salen adelante, precisa que "ves unha evolución moi positiva, moito esforzo, interese e agradecemento".

Bodas de porcelana en la antigua Frigsa
Este centro, el único específico de la provincia, cuenta con 600 alumnos y 27 profesores. Fue creado en 1988. Echó a andar en el colegio de Albeiros, barrio del que tomó nombre. Desde hace 20 años se encuentra en uno de los edificios del Parque da Milagrosa, contiguo a la biblioteca municipal.
Otro de los servicios que presta este centro docente de la capital lucense es el de secundaria para los reclusos de Monterroso. Todas las semanas cuatro profesores acuden a este centro penitenciario para impartir clases de Esa.