"De momento no hay cura, pero en pocos años tendremos fármacos para el alzhéimer"

Los últimos estudios abren un horizonte esperanzador para el abordaje del alzhéimer, una patología que podría englobar hasta seis enfermedades distintas y que da sus primeros pasos en la adolescencia ▶Carlos Spuch explica los avances
Carlos Spuch en el laboratorio. DP
photo_camera Carlos Spuch en el laboratorio. DP

Las enfermedades neurodegenerativas fueron protagonistas de la primera conferencia del Ciclo Aida Fernández Ríos, celebrada este martes en Pontevedra bajo la promoción de la Real Academia Galega de Ciencias y la Deputación de Pontevedra. La iniciativa trata de despertar el interés del gran público sobre temas de actualidad científica y para empezar puso el foco en el alzhéimer, una de las enfermedades que suscitan más preocupación en pacientes y familiares. El investigador Carlos Spuch, del grupo de Neurociencia del Instituto de Investigación Sanitaria Galicia Sur, fue el responsable de rendir cuentas sobre los avances en la patología.

La pregunta del millón: ¿Se atisba ya la cura del alzhéimer?
De momento no hay cura, pero creo que en pocos años tendremos fármacos para tratar la enfermedad. En Estados Unidos han aprobado el primer tratamiento dirigido en años al alzhéimer. Se trata de un anticuerpo monoclonal que se paralizó en Europa porque era muy caro y había dudas sobre los resultados del ensayo, pero del que se ha visto que detiene un poco el deterioro cognitivo, un gran paso para empezar a avanzar. En China han empezado a comercializar otro fármaco, un azúcar que proviene de las algas y que es el primero en modular el microbioma intestinal, uno de los factores que se cree causa la enfermedad. El tratamiento se basa en la medicina tradicional china, pero se hizo un ensayo clínico reglado y probablemente sirva para un subgrupo de enfermos.

¿Qué otras causas están vinculadas a la enfermedad?
Muchos creemos que el alzhéimer conjuga varias enfermedades, quizás cinco o seis, que tienen un origen diferente y que probablemente tengan un tratamiento distinto. Una teoría dice que el microbioma intestinal puede ser una de esas causas, pero hay otras. También se cree que puede ser una enfermedad fúngica en el cerebro, porque en algunos casos se encontraron hongos dentro del cerebro que no deberían estar allí. Y hay estudios que apuntan a la bacteria responsable de la gingivitis periodental (porphyromonas gingivalis), detectada en las neuronas de algunos pacientes. A estas se suman teorías más nuevas. Hace poco se demostró que los enfermos de alzhéimer tienen una neurogénesis (capacidad de producir neuronas) más reducida. Y también hay quien relaciona la enfermedad con la contaminación, porque hay más casos en las ciudades más contaminadas y se ha comprobado que hay enfermos tienen más partículas ultrafinas ligadas a los humos. Además, está la hipótesis clásica, que se basa en el fallo de la proteína tau, que hace que el transporte de cosas dentro de la neurona sea un caos.

Ahora mismo no hay ningún tratamiento que esté funcionando, pero los hábitos saludables pueden retrasar 15 años la aparición de la enfermedad

Estas teorías son las que le hacen confiar en que se encuentre pronto un tratamiento.
Sería mala suerte que ninguna de las teorías diera resultado. Hablar de cura quizás sea ambicioso, pero creo que conseguiremos tratamientos para frenar el deterioro cognitivo, que es la clave de la enfermedad.

Fuera de esas líneas de investigación, ¿hay novedades recientes en el tratamiento?
Ahora mismo no hay nada que esté funcionando. Es lo que tiene en jaque al tratamiento del alzhéimer, aunque pasa en general con cualquier enfermedad que afecta al cerebro. Desconocemos muchísimo de el y no sabemos cómo tratarlo o mejorarlo.

¿Algún recurso para prevenir o retrasar la enfermedad?
Hacer ejercicio físico, llevar una alimentación saludable y desarrollar una actividad social pueden retrasar hasta 15 años la aparición del alzhéimer y de otras enfermedades del cerebro. Pero ojo, son hábitos que hay que adoptar cuando somos jóvenes. No vale ponerse cuando uno es mayor y muchas cosas ya no tienen remedio.

El diagnóstico del alzhéimer ha aumentado en los últimos años. ¿Por qué? Porque ha aumentado la incidencia, porque la población está más envejecida y expuesta a factores de riesgo, porque se consulta más al médico...
Porque varios de esos factores se juntan. Cada vez la gente consulta más al neurólogo o el psiquiatra cuando tienen problemas de memoria, algo que hasta ahora era tabú. Y al ser una enfermedad muy ligada al envejecimiento hace que cuanta más gente mayor tengamos, más enfermos habrá. Además, si tenemos en cuenta que una causa puede ser la contaminación, la incidencia puede subir porque cada vez hay más ciudades más contaminadas.

Más de 30.000 casos en Galicia
La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que «entre el 6% y el 7%» de la población mayor de 60 años tiene alzhéimer y que a partir de los 80 ese porcentaje sube al 40%. Los investigadores calculan en base a esta regla que Galicia podría superar los 30.000 casos, aunque la falta de un registro impide cotejar el dato. La prevalencia es superior en mujeres, pero al igual que sucede con otras enfermedades mentales, como la depresión, «la enfermedad es más severa en hombres», indica Spuch.

Algunas investigaciones advierten de que la enfermedad puede empezar a desarrollarse años antes de los primeros síntomas, incluso décadas. ¿Es así?
Hay estudios que creen muy seriamente que los primeros pasos de la enfermedad ocurren en la adolescencia o cuando eres un adulto joven (...) A nivel clínico los cambios trascienden cuando eres mayor, pero a nivel molecular se producen mucho antes, cuando quizás habría que intervenir si se aprueban nuevos fármacos.

Un cribado poblacional facilitaría las cosas. ¿Es viable o pinta lejos?
Pinta lejos, pero por la falta de financiación. De hecho, varios grupos de Galicia que nos dedicamos a la investigación de la enfermedad planteamos esta necesidad y buscamos inversión para hacer un cribado poblacional. Es un proyecto de varios años, pero se basaría en técnicas de epidemiología que ya se utilizan y los resultados serían muy importantes. Nos permitiría saber cuántos enfermos hay de verdad, comparar el ámbito urbano con el rural y quizás encontrar tratamientos que ya utiliza alguna población y que pueden ser efectivos en la enfermedad.

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