"Lo asombroso no es tener cáncer sino estar sano, un milagro molecular cotidiano"

Carlos López Otín, docente, investigador de gran impacto y autor de libros de divulgación científica, dará el martes en Lugo la conferencia magistral titulada ¿Qué es el cáncer?, organizada por la Asociación Española contra el Cáncer y abierta al público. Será en el salón de actos de Afundación, a partir de las siete de la tarde
Carlos López Otín. EP
photo_camera Carlos López Otín. EP

El Doctor López Otín también presentará en Lugo su libro, Egoístas, inmortales y viajeras. Las claves del cáncer y de sus nuevos tratamientos: conocer para curar, cuyos beneficios serán destinados íntegramente a la AECC.

En su libro apunta la esperanza que le provoca el desarrollo de la inmunoterapia, ¿cuáles son las señales más esperanzadoras para el futuro del cáncer ya visibles ahora?

Así es, junto al desciframiento de los genomas del cáncer, la inmunoterapia antitumoral representa una gran esperanza en cuanto a nuevos tratamientos oncológicos. Esta estrategia tiene una base muy lógica: las mutaciones presentes en las células transformadas de un paciente oncológico las convierten en entidades distintas a las células normales del mismo paciente. Por ello, el sistema inmune las reconoce como extrañas al cuerpo y pretende eliminarlas. La inmunoterapia se basa en reforzar todo lo posible la respuesta inmune antitumoral y favorecer la destrucción en nuestro organismo de las células transformadas que han provocado el desarrollo de un determinado cáncer. Hay tumores malignos como los melanomas o diversos tumores hematológicos en los que distintas formas de inmunoterapia han proporcionado éxitos extraordinarios. En muchos otros casos, todavía hay que progresar para conseguir hacer realidad esta esperanza.

Una cuestión que queda muy patente en este libro es el tiempo que se tardó en asumir cuestiones que ahora nos parecen evidentes, facilísimas de relacionar. Por ejemplo, la posibilidad de que un agente externo provocara un cáncer, algo que no ocurrió hasta que se empezó a observar que muchos niños deshollinadores en Londres tenían tumores de escroto. ¿De todos esos pasos que se fueron dando cuál es el que le parece más importante?

En mi opinión, el avance principal fue lograr reconocer que en nuestro material genético portamos genes esenciales para nuestra vida cotidiana, pero que a la vez se comportan como semillas del cáncer, pues cuando sufren mutaciones se convierten en elementos decisivos para el desarrollo de tumores malignos.

Resulta muy interesante la consulta de genómica social que mantuvo durante años. ¿Qué objetivos tenía y qué casos veían en ella?

En 2001, tras el descubrimiento de nuestro laboratorio de Oviedo de muchos nuevos genes humanos, tuve la suerte de participar en Estados Unidos en la anotación de la primera versión del genoma humano. Después, en torno a 2008, en nuestro laboratorio aprendimos a descifrar genomas completos, algo que entonces solo se podía hacer en unos pocos sitios del mundo. Todo ello me hizo pensar que teníamos que poner ese conocimiento al servicio de la sociedad. Poco a poco, al hilo de nuestro progreso científico en el estudio del cáncer, del envejecimiento y de las enfermedades hereditarias, comenzamos a recibir visitas de familias que padecían enfermedades desconocidas o tumores incurables, y nos comprometimos a ayudar en la medida de nuestras posibilidades a todos los que acudían en busca de salud o de conocimiento. Así es como acabé dedicando todos los viernes a recibir a estos pacientes, para conocer los detalles de sus problemas y después con dedicación y paciencia infinitas, comenzar a descifrar sus genomas y buscar las claves de sus enfermedades, algo que podía extenderse durante muchos meses y que no siempre conducía a respuestas adecuadas. Este trabajo nos ha llevado a descubrir y poner nombre a algunas nuevas enfermedades humanas, desarrollar tratamientos frente a diversas patologías y, sobre todo, a establecer relaciones personales con estas familias que perdurarán mientras viva.

Lugo es una de las provincias más suicidas de España. Después del revés que supuso que alguien de su entorno laboral denunciara supuestas irregularidades en algunos de sus artículos y la muerte de los miles de ratones genéticamente modificados que su equipo usaba para sus investigaciones escribe ‘La vida en cuatro letras’, donde reconoce que pensó en suicidarse. Ese revés fue durísimo aunque enseguida decenas de científicos salieron en su defensa y muchos de los que no lo hicieron entonces lo acabaron haciendo con el tiempo, desdiciéndose de sus críticas. ¿Cómo se sale de un agujero así?

Joan Margarit me enseñó en su último libro que una herida es un lugar donde uno puede quedarse a vivir. Evitar esta acechante realidad es una tarea muy difícil, y para ello, al menos en mi caso, lo primero que tuve que aceptar es que la perversión humana existe y a unos niveles que pueden resultar inconcebibles. Después hay que tratar de buscar nuevas formas de motivación, en mi caso escribí tres libros en muy poco tiempo, ‘La trilogía de la vida’, en la que reflexioné acerca de las diversas caras de la vulnerabilidad humana y las posibles formas de afrontarla. Por lo demás, seguí trabajando en el laboratorio, formando a mis discípulos y nunca perdí ni una sola hora de clase, ni en los peores momentos.

Como persona que ha estado ahí, ¿qué le diría a alguien que siente que no merece la pena seguir?

La vida es lo mejor que tenemos, no hay nada comparable a la sensación de sobrevivir, un auténtico milagro molecular cotidiano. Siempre digo que lo asombroso, lo verdaderamente increíble no es tener cáncer u otra enfermedad, sino estar sano. De la misma forma, lo raro, lo curioso no es envejecer, sino vivir tanto. Esta reflexión me ayuda en las incertidumbres y melancolías que a todos nos surgen en la vida cotidiana.

"Debe quedar muy claro que a día de hoy no hay ninguna dieta que pueda curar un tumor"

Recoge en el libro recomendaciones que antes se hacían y que ahora nos escandalizan, como el hecho de que incluso en la revista Nature se animara a las embarazadas a fumar. ¿Qué cosas cree que se ven como convenientes ahora y que en el futuro podríamos desechar?

Más que detalles de uno u otro tipo de estrategias, me gustaría decir algo tan simple como importante: hay que desechar siempre la ignorancia y la arrogancia de creer que somos invulnerables. Debemos aprender a ser corresponsables de nuestra salud y cuidarla y protegerla porque ni somos invulnerables ni somos perfectos.

Dedica parte del libro a la alimentación. ¿Cree que es campo abonado para las pseudociencias? ¿Cómo se lucha contra todas las dietas que, sin evidencia, prometen prevenir o hasta revertir el cáncer?

Una nutrición adecuada es una medida extraordinariamente eficaz para prevenir el desarrollo de los tumores malignos, pero debe quedar muy claro que, a día de hoy, no hay ninguna dieta que pueda curar un cáncer. Decir lo contrario es crear desinformación y falsas esperanzas a los pacientes oncológicos y a sus familias. El gran poeta Luis Cernuda dejo escrito que es «imposible con nubes abrazar hasta el fondo un cuerpo». Esta reflexión la suelo aplicar al cáncer, imposible con pseudociencia curar tumores malignos

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