Los juzgados de Lugo desalojan tres viviendas okupadas en una mañana

Unas doce personas vivían habitualmente en las casas de Praza do Ferrol, Xulia Minguillón y Adolfo Suárez. El propietario de una de ellas consiguió echar a los okupas en solo mes y medio, pero encontró la casa destrozada.

La Policía Local ejecuta un desahucio en Adolfo Suárez. SEBAS SENANDE
photo_camera La Policía Local ejecuta un desahucio en Adolfo Suárez. SEBAS SENANDE

Tres propietarios pudieron recuperar este miércoles sus viviendas después de que los juzgados de Lugo ejecutarán en una sola mañana tres desalojos en sendas casas okupadas en la ciudad. En total, unas doce personas residían de manera habitual en dichas viviendas, personas que este miércoles se vieron con sus enseres en la calle dispuestas a buscar nuevos refugios. 

Fueron funcionarias del servicio común de los juzgados lucenses las encargadas ejecutar los lanzamientos, para lo que contaron con la protección de la Policía Local. Comenzaron por A Milagrosa, donde una familia había entrado en una vivienda de Xulia Minguillón hace ya meses. Cuando la comisión llegó, ya no había nadie dentro. Sin embargo, la falta de un cerrajero impidió entrar en la vivienda. 

Sí se pudo comprobar el estado de la siguiente, una casa pegada a la muralla en el número 12-13 de la Praza de Ferrol. Advertida previamente por la notificación del juzgado, la familia que llevaba viviendo allí más de medio año tenía las pertenencias que pudo llevarse en la puerta de la calle. Los vecinos creen que vivían habitualmente unas seis personas.

No fue tan tranquilo, sin embargo, el último de los desalojos, en el número 16 de la Avenida Adolfo Suárez. Hacía apenas 15 días, un par de cientos de vecinos del Sagrado Corazón, convocados por la asociación vecinal Porta de Lugo, recorrían esa calle para protestar contra el fenómeno de la okupación que golpea al barrio. El hombre que aquel día salió a la ventana del número 16 para increpar a los manifestantes gritaba ayer desconsolado en la acera, donde descansaban media docena de bolsas y colchón.

Estado en el que quedó la vivienda okupada en Adolfo Suárez. SEBAS SENANDE
Estado en el que quedó la vivienda okupada en Adolfo Suárez. SEBAS SENANDE

"Me veo impotente, no nos tratan como a personas, nos han echado como a perros", lamentaba Antonio Montoya, que vivía en la casa okupada junto a su mujer, a su hijo de 25 años y a la esposa de este. El grupo se había mudado hace mes y medio desde otra casa de A Fervedoira, "pero allí no había ni luz ni agua. Además, por eso tengo juicio el día 12". 

Por momentos al borde de las lágrimas, Antonio explicaba que él lo que quiere es "pagar un alquiler, que estoy cobrando una ayuda de 400 euros y mi mujer otra. Prefiero pagar y estar tranquilo en mi casa, pero nadie nos quiere alquilar. Vamos a ver los pisos y nos dicen que ya nos llamarán, pero nunca nos llaman", insistía, entre reproches a los policías y al dueño de la vivienda okupada. 

DESTROZOS. La amargura cambió de bando cuando el dueño pudo al fin entrar en su vivienda y comprobar el estado en que había quedado. "Acabábamos de arreglar el tejado, pintar y amueblar antes de que la okuparan", decía mientras señalaba un sillón que había puesto nuevo y que ahora parecía de deshecho. "Al menos no se han llevado el mueble", se consolaba. 

El recorrido por los dos pisos y el altillo que componen la casa iba bajando poco a poco el ánimo del hombre, que por la tarde ya había ordenado tapiar toda la casa con chapas. Habitaciones llenas de escombros, basura y lámparas, muebles rotos, radiadores inservibles, todo tipo de objetos y electrodomésticos dificultando el paso por las escaleras y hasta restos de defecaciones humanas junto a una cama o en el suelo del altillo. "Acabábamos de arreglarla", se repetía impotente, "estaba para alquilar". 

La luz estaba enganchada y una manguera indicaba que desde la vivienda se daba servicio de agua a la casa en semiruinas del número 14, donde otra pareja permanece de okupa desde hace más de dos años, sin que se sepa cuál es la situación de su expediente judicial o siquiera si lo hay. 

Y eso que, cuando se hacen bien las cosas, los desalojos van rápidos en Lugo. Cristina Pérez, abogada de los dueños del número 16, explicaba que "todo el proceso, desde que presentamos la demanda hasta hoy, no ha durado ni mes y medio". La razón es que se tramitó por vía Civil, no Penal, como demanda de recuperación de posesión, "que tiene una tramitación preferente y unos plazos mucho más cortos", detalla esta letrada.