El joven detenido por el crimen confiesa que la mató porque ella se negó a darle dinero

El hombre declaró que discutieron y que la víctima cogió un cuchillo y lo echó de su casa. "Se lo arrebaté y se me fue de las manos", dijo ► Su hermana lo delató tras verlo llegar a su domicilio con la ropa llena de sangre y con un ordenador en el que había fotos de la fallecida
Levantamiento del cadáver de la víctima la noche del crimen. SEBAS SENANDE
photo_camera Levantamiento del cadáver de la víctima la noche del crimen. SEBAS SENANDE

La muerte de Cristina Cabo no tiene justificación y la declaración realizada este miércoles por el detenido confirma el sinsentido de un crimen tan salvaje como absurdo. El hombre -de 32 años de edad y natural de Colombia- quiso declarar este miércoles por la noche en comisaría y se confesó autor de las puñaladas que pusieron fin a la vida de la mujer, de 42 años.

El agresor intentó justificar lo injustificable y contó que se conocieron esa madrugada en un local de ocio y que ambos decidieron acabar la noche en el domicilio de la víctima. Siempre según su testimonio, la mujer le dijo que le pagaría por mantener relaciones con él, pero cuando le exigió el dinero, ella se sorprendió y le dijo que había realizado esos comentarios de broma, por lo que ambos discutieron. El detenido mantiene que Cristina cogió un cuchillo de la cocina y lo echó de casa, pero él se lo arrebató y comenzó a atacarla. Sobre la brutalidad de la agresión, el joven se limitó a decir que no tenía ninguna explicación. "Se me fue de las manos", apuntó.

Para los allegados de la víctima que tuvieron conocimiento de la declaración del joven, su testimonio resulta "totalmente inverosímil" y consideran que el modo de actuar que relata el detenido no encaja con la forma de ser de Cristina. El hombre prestará declaración este jueves nuevamente en el juzgado de Instrucción 1 de Lugo.

Con la confesión del autor se cierra una investigación policial que se inició el pasado domingo, cuando la hermana de la víctima dio la voz de alarma porque no sabía nada de la mujer desde el sábado. Los agentes acudieron al domicilio, aunque, según confirmó este miércoles el portavoz del cuerpo, la hermana de la fallecida ya había accedido a la vivienda cuando llamó a la Sala del 091, por lo que fue la primera en ver el cuerpo sin vida de Cristina, que se encontraba en el dormitorio de la vivienda.

Tras el hallazgo del cadáver, la Policía Científica recabó pruebas e indicios en el domicilio de la víctima "durante veinticuatro horas, de forma ininterrumpida", contando incluso con la colaboración de varios funcionarios de la Jefatura Superior de Galicia, especialistas en la aplicación de reactivos específicos.

Los agentes de la Brigada Judicial también intensificaron las pesquisas y tomaron más de una veintena de declaraciones al entorno de la agredida, incluidos vecinos, familiares y amigos. Los agentes rastrearon además el teléfono de la mujer, visionaron las grabaciones de varias cámaras de seguridad -para reconstruir los movimientos de la víctima en las horas previas a su muerte- y registraron su domicilio.

La investigación fue avanzando poco a poco y el caso se resolvió definitivamente cuando una mujer se puso en contacto con la Policía para delatar al presunto autor del crimen. Según fuentes próximas al caso, fue la propia hermana quien contó que el joven llegó a su domicilio ensangrentado y con varios artículos que no eran de su propiedad. En concreto, entró en la casa con una bicicleta y un ordenador, en el que la hermana pudo ver fotografías de la víctima. Tal y como confesó este miércoles el detenido, se llevó estos artículos como pago por el dinero que supuestamente le había prometido Cristina.

Según explicó este miércoles el portavoz policial, tras la llamada de la hermana, un dispositivo formado por más de una docena de agentes se trasladó a la vivienda, en Miguel de Cervantes, y arrestó al joven, "que opuso una gran resistencia a la detención y tuvo que ser reducido". Una vez en comisaría, el sospechoso intentó mostrar una cara mucho más amable y al parecer llegó incluso a disculparse con los agentes por su comportamiento.

Tan solo unas horas después de su detención, los policías se trasladaron de nuevo a la vivienda del hombre, donde localizaron varios objetos de la víctima, entre ellos el ordenador que le sustrajo tras el crimen y que finalmente lo delató. Los agentes buscaron también la ropa que se había puesto la noche del crimen, pero el joven se había deshecho de todas las prendas, a excepción de las zapatillas deportivas, que intentó limpiar para borrar los restos de sangre, aunque sin demasiado éxito. De lo que no se intentó deshacer el joven fue del arma homicida, ya que los investigadores localizaron el cuchillo en el domicilio de la mujer.

Con las pruebas recabadas y el caso cerrado, la Policía confirmó este miércoles que el presunto agresor y la víctima "se conocieron en la madrugada en que ocurrieron los hechos, en un local de ocio de la ciudad, sin que hubiera ningún contacto ni conocimiento previo". Esta circunstancia descarta que se trate de un crimen de violencia de género, lo que no le resta ni un ápice de gravedad.