Ibrahima Ndiaye, declarado culpable del asesinato de Tatiana Vázquez

El veredicto fue unánime en su práctica totalidad, lo que abre la puerta a una condena que rondará los 27,5 años

Ibrahima Ndiaye escuchó el veredicto del jurado sin mostrar reacción alguna, tal y como los investigadores aseguran que recibió la noticia de que estaba detenido por homicidio. Era el 10 de abril de 2016 y el día antes su pareja, Tatiana Vázquez, había aparecido asesinada de 54 puñaladas en una calle deshabitada de Sanfiz, pero él ni siquiera preguntó quién había muerto. La misma frialdad aparente con la que reaccionó ante un veredicto que lo considera culpable del asesinato de Tatiana y de haberla maltratado de forma habitual durante los años que duró su relación.

A falta de que la presidenta del tribunal, María Luisa Sandar, dé forma jurídica a la decisión del jurado, todo apunta a que la condena final se acercará mucho a los 27 años y medio que solicita la Fiscalía (la acusación particular pide medio año más): 25 años por el asesinato y dos y medio por el maltrato. Cada una de esas penas irá acompañada de un largo periodo de prohibición de acercamiento a la familia de Tatiana, que seguramente tampoco será necesaria porque tras cumplir como mínimo dos tercios de la pena total, cuando tendría derecho a solicitar el tercer grado, el resto de la pena se le conmutará por la expulsión directa a su país de origen, Senegal.

El fiscal, Roberto Brezmes, también ha reclamado que los padres de la joven de Castro de Rei sean indemnizados con 90.000 euros cada uno, y el hermano con otros 35.000, aunque no tendrán fácil cobrar porque el acusado carece por completo de recursos económicos o propiedades.

El jurado no necesitó muchas horas para tomar su decisión, pese a tratarse de un caso en el que no existían pruebas físicas claras y se sustentaba básicamente en indicios. Pero las dudas acerca del modo en que se hizo la instrucción que el letrado defensor, César Lodos, trató de sembrar en los nueve miembros del tribunal popular no arraigaron: las respuestas a casi todas las preguntas que figuran en el objeto de veredicto fueron contrarias a Ibrahima por unanimidad, y las que no, por mayoría.

La "total ausencia de sentimientos" del acusado cuando fue detenido e informado de los hechos ha sido decisiva

Eso significa que no solo se le considera culpable del maltrato continuado y la muerte final de Tatiana, sino que existe el convencimiento pleno de que además lo hizo con alevosía y con ensañamiento, dos extremos que hasta el propio fiscal reconoció durante el juicio que dejaban dudas y que constituyen los agravantes que pueden elevar la condena por asesinato hasta esos 25 años.

veredicto. El jurado, que comenzó a deliberar en torno a las 20.00 horas del jueves y ya tenía su decisión tomada alrededor de las 14.00 horas del viernes, supo además fundamentar con bastante contundencia su decisión, tal y como reconoció la magistrada María Luisa Sandar tras escuchar a la portavoz leer su veredicto.

Esa fundamentación recoge en lo esencial todos los indicios expuestos por Brezmes y por el abogado de la familia, Pablo Freire. Así, en el caso de delito de maltrato habitual el jurado destacó como elementos de convicción el testimonio de dos testigos (de entre las decenas que escucharon) que no estaban directamente relacionados con el entorno de la víctima.También los múltiples mensajes de Whatsapp que Tatiana había intercambiado con su madre y con otras personas cercanas, en los que describía el miedo con el que vivía y el control enfermizo al que la sometía su pareja. Y, por último, el hecho de Tatiana tuviera un móvil secreto que siempre mantenía oculto a Ibrahima para que este no pudiera controlar sus conversaciones y llamadas.

Más exhaustivos aún fueron los jurados a la hora de articular su condena por asesinato. Enumeraron hasta ocho elementos de convicción, empezando por las contradicciones y los constantes cambios de versión que dio el acusado durante la investigación.

La portavoz del tribunal aludió después a la desaparición inexplicable de los móviles de ambos, en lo que entendieron como un intento de ocultar pruebas. También a lo que vieron como "total ausencia de sentimientos" en el momento en el que el acusado fue informado de los cargos.

Tampoco vieron laguna ninguna en la instrucción de la Policía Nacional, que sale reforzada con este veredicto ya que todas sus hipótesis sobre la hora del crimen, las grabaciones y los posibles recorridos han convencido al jurado.

Como quinto elemento de convicción señalaron "el conocimiento previo que tenía el acusado del lugar elegido para el crimen", el polígono de Sanfiz por donde solía correr algunas temporadas.

Añadieron "las llamadas compulsivas y sin justificación realizadas por el acusado" que coinciden con el horario del crimen y que "la víctima no presentaba señales de haber podido realizar una defensa activa ante la desproporción física y el alto número de puñaladas, y el tiempo transcurrido hasta la muerte".

Por último, fue decisivo el hecho de que en el cuerpo de Tatiana apareciera, aún oculto en el sujetador, su móvil secreto, "indicio de que estuvo en presencia del acusado hasta su final".