Antonio Fernández: "Las grandes esperas alargan el sufrimiento de los pacientes"

Como coordinador del programa Hermes, un sistema de derivación rápida entre centros de salud y hospital para enfermedades graves pero no urgentes, conoce bien los problemas de la Atención Primaria. El principal es el de la sobrecarga asistencial, que desespera a profesionales y repercute en los pacientes
Antonio Fernández.  SEBAS SENANDE
photo_camera Antonio Fernández. SEBAS SENANDE

Este año se puso en marcha el programa Hermes en los centros de salud de A Mariña, la última zona en aplicarlo. Ser su coordinador, convierte a Antonio Fernández en un testigo privilegiado de la situación de la Primaria y de la percepción que los médicos de Familia tienen de su trabajo actual.

¿Cuáles son los problemas más recurrentes que citan los médicos de Primaria del área?

Los problemas que más se reiteran son los fallos o el déficit de información, el exceso de burocracia y sobre todo la importante sobrecarga asistencial por falta de personal médico que impide sustituir adecuadamente bajas o vacaciones. Con demasiada frecuencia la información desde órganos centrales no les llega adecuadamente a los centros de salud. Por ejemplo dicen que la primera información sobre la reciente apertura de pruebas diagnósticas a Atención Primaria les llegó antes a través de la prensa. También destacan que si la cita hospitalaria no se da directamente en los centros de salud, no pueden orientar al paciente sobre cuando va ser atendido en el hospital por que no se les facilita esa previsión.

¿Y la burocracia?

El exceso de trabajo burocrático es otro obstáculo a su labor asistencial ya que resta tiempo a la atención clínica propiamente dicha. Además señalan que en más casos de los deseables tienen que asumir la burocracia que se debería realizar en el hospital pero que por olvido o rutina no se hizo, esto les hace sentirse como secretarios de sus compañeros hospitalarios.

La sobrecarga asistencial es su principal queja.

Con mucha diferencia. Cree que les obliga a atender a los pacientes con demasiada prisa y estrés, siendo imposible hoy el anhelado tope de 30 actuaciones diarias o 10 minutos por paciente atendido. Además en esta sobrecarga también influye la recirculación de pacientes mientras están esperando a la atención hospitalaria, afirman que en muchos casos es de bastantes meses y en determinados momentos y especialidades puede superarse el año de espera. Así nuestros médicos de familia tienen sentimientos de frustración profesional con sensaciones de hacer continuamente una atención de trinchera estresante y poco agradecida, lo que les lleva al sentimiento de sistema sanitario agotado y fracasado.

¿Coincide con ellos? ¿Cree que el sistema está agotado?

No cabe duda de que el sistema tiene defectos como problemas importantes e incluso vicios perversos, pero a mi entender, para etiquetar al sistema como fracasado o agotado no basta con la existencia de estos defectos, debe comprobarse además que el sistema carece de calidad intrínseca y no puede evolucionar. No podemos decir que ocurra eso al ver la cualificación de nuestros profesionales, la estructura arquitectónica de muchos de nuestros centros, la tecnología de la que disponemos y el acceso universal a los trataasmientos más avanzados. Tampoco considero que se pueda decir que el sistema no evoluciona, solo hace falta mirar a nuestra provincia. Hace 25 años en Lugo teníamos un hospital de construcción desfasada e incómoda, no había radioterapia ni neurocirugía, solo teníamos 4 cardiólogos sin posibilidad de hemodinámica ni electrofisiología avanzada... Hoy tenemos un hospitalazo, la mayoría de la radioterapia se hace en el Hula, hay un servicio de Neurocirugía completo, y tenemos un servicio de Cardiología con mucho más personal y que oferta guardias de 24 horas y los tratamientos invasivos más punteros. Además la mayoría de los profesionales tanto en primaria como en el hospital, y sí digo solo la mayoría y no todos, siguen teniendo ansias de mejora y alto nivel de compromiso con el sistema a pesar del cansancio y de los problemas que dejó la pandemia. Por lo tanto con esa calidad intrínseca, esa capacidad de mejora evolutiva y esa actitud comprometida de una mayoría de profesionales, no creo que el sistema esté agotado ni fracasado. Lo que sí tiene son importantes problemas y vicios, algunos tan antiguos que casi no somos capaces de imaginarnos el sistema sin ellos.

¿Cuáles son esos problemas?

Por una parte los problemas son la sobrecarga asistencial que sufren los médicos de familia con poco tiempo para ver a sus pacientes y las largas esperas para determinadas consultas, pruebas o tratamientos hospitalarios. Estos problemas alargan el sufrimiento de los pacientes, prolongan su miedo por lo que podrá ser y en casos concretos cuando son especialmente pronunciados incluso pueden afectar a la probabilidad de obtener un buen resultado final de salud. Además lo empujan a la privada con un gasto por diagnóstico variable entre 150 y 600 euros dependiendo de cada caso.

Ante esas dificultades, ¿qué papel juega el sistema Hermes?

Para actuar contra los efectos perjudiciales de los problemas asistenciales en nuestra provincia, al menos hasta disponer de más recursos humanos que permitan tener más tiempo por paciente en Primaria y menos lista de espera en el hospital, tenemos el sistema Hermes que aunque no afecta a la cantidad de trabajo, sí facilita una priorización según grado de sospecha o sufrimiento. Aunque el sistema está ya implantado en toda la provincia, es un sistema joven que precisa de cuidados, mejoras y vigilancia para que su eficacia sea duradera. Tendremos que seguir cooperando los diferentes estamentos clínicos y administrativos del área para pulir más esa priorización, para hacerla con más respaldo jurídico, para hacer más eficiente el apoyo no presencial y también debemos caminar hacia la participación activa de la sociedad en esta forma de trabajar, a través al menos de sus representantes electos, y acabar con esa suerte de absolutismo sanitario despótico de "todo para el ciudadano pero sin su opinión o preferencia".

"La falta de transparencia y de equidad son vicios sempiternos"

¿Cuáles son los vicios que observa en el sistema?

Los vicios sempiternos, a los que también he sido adicto, son falta de transparencia en la información y falta de equidad en el acceso hospitalario. Algún día nos preguntarán por qué no avisamos de los meses que se va tardar en ser atendido, no avisamos del derecho que se pierde al decir no a la operación en la concertada, del derecho que hay de elegir centro para primera consulta... y entonces solo podremos sonrojarnos en silencio, porque la única contestación veraz sería que esto ocurre por una pasividad impropia del trabajador público, sea político, gestor, administrativo o clínico. También algún día alguien nos dirá tranquila y respetuosamente que si su prioridad de atención era la misma que la de otro, que pudiera ser familia de trabajador, que pudiera tener relaciones sociales relevantes, que pudiera haber sido visto en la privada o que pudiera reclamar reiteradamente, por qué tiene que esperar más que todos estos que acaban enchufados por un atajo, entonces además de sonrojarnos se nos caerá la cara de vergüenza.

Con todo, sigue teniendo confianza en el sistema sanitario y en sus posibilidades.

Aunque el momento de verano postpandemia es malo y con aspectos muy problemáticos, no somos un sistema fallido ni agotado. Asumiendo un símil futbolístico el partido de la liga en la Sanidad Pública no es Atención Primaria contra Atención Hospitalaria, ni gestores contra clínicos, ni sanitarios rojos contra azules, ni personal reivindicativo contra personal dócil. Es mucho más que todo eso, es un auténtico derbi de máxima rivalidad de fortalezas contra problemas y vicios. Ya lo estamos jugando, vamos al descanso con problemas, pero hay partido, ya lo creo que hay partido. No tengo ninguna duda.

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