Drogas, navajas y miedo en Yáñez Rebolo

Vecinos de esta céntrica calle de la ciudad de Lugo viven en un clima de terror por la violencia asociada a la okupación de varias viviendas ▶ Algunos residentes inician una lucha para recuperar la convivencia bajo amenazas de muerte que cambiaron sus vidas
Casa número 34 de la Rúa Yañez Rebolo, okupada desde 2021. SEBAS SENANDE
photo_camera Casa número 34 de la Rúa Yañez Rebolo, okupada desde 2021. SEBAS SENANDE

Son vecinos de la Rúa Yáñez Rebolo y acceden a contar el terror que llevan meses viviendo, para que las autoridades, los cuerpos policiales y la ciudad abran los ojos. Hablan en un domicilio lejos del barrio facilitado por los concejales de Cs, que se hacen eco de su desesperación. Los problemas comenzaron en 2021 con la okupación de la casa número 34 y han ido escalando hasta derivar en intimidación y violencia asociada en gran medida al tráfico de drogas que se produce en esta y en otras viviendas de la zona okupadas e incluso en la calle, como ha quedado constatado en los vídeos de que dispone la Policía Nacional.

La situación se ha calmado algo en los últimos días, no hay tanto trajín, reconocen los afectados, entre aliviados e inquietos por lo que estará sucediendo, porque tienen constancia de que en el interior sigue habiendo okupas aunque ahora las luces, enganchadas ilegalmente al alumbrado público ya no están encendidas las 24 horas del día. Pese a esa calma chicha, hay vecinos que siguen saliendo a la calle agarrados a un spray de pimienta en el bolsillo porque, un día de septiembre a las nueve de la noche, una persona encapuchada asaltó a uno de ellos al grito de "dame dinero, dame dinero" cuando intentaba abrir la puerta de su edificio. A otro lo abordó una mujer con un cúter a las diez de la noche cuando se dirigía a su garaje y se libró porque la agresora escapó al ver que se acercaban varias personas.

Estos vecinos son capaces de contar lo que sucede en esta calle, en algún caso sin poder evitar que les asomen las lágrimas, ahora, un poco más tranquilos tras un mes de septiembre en el que sintieron que en cualquier momento iban a ser linchados. Fue a raíz de que, después de un fallido juicio para desokupar el número 34, se prestaran a colaborar con los propietarios de la casa allanada haciendo fotos y vídeos para recabar pruebas del delito. Se buscaron la ruina, en palabra de los okupas. "De esta noche no pasáis". "Os vamos a quemar vivos". "Te voy a violar, te voy a cortar el cuello y te voy a tirar en un descampado". "Te voy a pegar un tiro" son algunas de las frases que escucharon ese día, y otros muchos días, mientras "veinte o treinta personas" los rodeaban. "No siempre hay el mismo número, porque van y vienen entre las casas que tienen okupadas en la zona, pero son muchos. Yo diría que en este momento en Yáñez Rebolo ya son más ellos que el resto de vecinos", explican. 

Esa noche estas víctimas no durmieron y la Policía impidió que los okupas prendieran fuego a su casa, pero el terror se instaló en sus vidas. Golpes en la puerta, botellas de vidrio y  latas de refresco llenas de orina impactando en sus ventanas, amenazas de todo tipo y seguimientos por la calle empezaron a ser el pan de cada día. 

Una vecina del barrio, una octogenaria que hasta entonces salía a la compra e iba a clase dejó de ser una mujer independiente y ya solo sale acompañada. Durante las primeras semanas, en realidad ninguno de estos vecinos de la zona cero entraba y salía solo de casa. Mirar tras la cortina para comprobar que en el exterior nadie les iba a molestar o llamar a otro vecino para que les acompañaran empezó a ser el modus operandi. Una nieta pequeña ha dejado de visitar a la abuela, al igual que algunas amistades, que incluso les piden que no les hablen si se encuentran en la calle, para que los okupas no los relacionen. 

El miedo está instalado en muchos vecinos de estas y otras calles del entorno, como Pintor Villamil, Xulia Minguillón, A Milagrosa y Lamas de Prado, pero pocos se avienen a colaborar con quienes, de una manera u otra, han empezado a luchar por revertir la situación. "Es evidente lo que pasa. El que lo niegue es que no quiere ver", cuenta uno de esos vecinos que han decidido buscarse la ruina, por propia supervivencia, que es también la del barrio. 

Los más afectados son quienes viven en la zona cero, pero muy cerca a otra residente se le echó una pequeña turba encima del coche cuando tocó el claxon para que los okupas retiraran el vehículo que tenían sobre su vado. A otro vecino le hicieron notar que sabían donde vivía cuando les recriminó su comportamiento. Una madre caminaba con un bebé en un carrito cuando de una ventana empezaron a lloverle clavos, aunque lo más habitual es que caigan escupitajos. "Es que hasta no hace tanto ni siquiera cerrábamos los portales", cuenta un vecino como muestra de la "degradación tan acelerada" que está sufriendo la zona.

Una calle que se queda sin negocios y que los peatones evitan
Yáñez Rebolo es una calle próxima al centro, bien comunicada con él y situada entre arterias muy comerciales y habitadas (Avenida da Coruña y Camiño Real), con muchos bares de vinos y negocios muy variados. Hoy apenas quedan comercios y es una calle por la que muchas personas evitan caminar. 

O Caneco es el último bar que queda y su titular ya ha comunicado al dueño del local que cerrará en breve.

Muchas casas están deshabitadas porque sus vecinos mayores han ido falleciendo o se han ido marchando pero algunos siguen acudiendo a diario para vigilar que no sean okupadas. Esa labor de inspección la hacen también los okupas, justo con la finalidad contraria.

 

Cs pide la convocatoria de la junta local de seguridad
El grupo municipal de Cs se ha hecho eco de la desesperación de los vecinos de Yáñez Rebolo. Cree que la situación que se vive en este y otros lugares de la zona nortes es "crítica" y pide al Concello que convoque la junta local de seguridad para abordar esta problemática.

"Todo este mandato hemos intentado transmitir sin éxito la necesidad de abordar este problema desde distintas áreas, pero se han instalado en el negacionismo. Llevamos tiempo alertando de la degradación de esta zona", afirma el edil Juan Vidal Pardo.

Los vecinos están en contacto con la Policía y hay algunas detenciones, pero la situación de violencia y degradación sigue.