"En mi ciudad, quitaron las banderas ucranianas y pusieron ya las rusas"

Mykola Diachuk vino a Lugo con su mujer para que su hijo no naciese en un país en guerra. Esta pareja, que tiene un niño de 3 años, teme regresar tras serles denegado el asilo político
Oleksandra, Mykola y Mateo Diachuk. SEBAS SENANDE
photo_camera Oleksandra, Mykola y Mateo Diachuk. SEBAS SENANDE

Varias de las familias ucranianas asentadas en Lugo llegaron hasta aquí pidiendo protección internacional y huyendo de una situación de guerra existente en su país desde que Rusia atacó la región del Donbas en 2014. Desde este jueves, las tropas rusas invaden todo el país y estas familias temen por los suyos, que quedaron allí. Pero no solo eso. En algunos casos, la desesperación es todavía mayor dado que a algunas de ellas, además, les denegaron el asilo político y se ven abocadas a tener que volver a Ucrania.

MYKOLA DIACHUK: Mi padre, de 50 años, recibió una carta para ir con el Ejército" 

Mykola y Oleksandra Diachuk no se despegaron este jueves del móvil para tener noticias de Ucrania donde ambos tienen sus padres y hermanos. Sin embargo, en pocas horas, podrían incluso tener problemas para comunicarse con sus familias. En la ciudad de donde es originaria Oleksandra, Dnepro, en la zona este del país, los rusos habían cortado este jueves por la tarde los suministros de luz, agua y gas a la población. Y si no hay luz, su familia no podrá cargar los móviles y se quedarán sin saber cómo esta su gente.

"Esperemos que eso se solucione y no pase porque sería muy angustioso no saber cómo están. Nos llegan, constantemente, vídeos de ataques de los rusos a las ciudades. Atacaron todas las ciudades. La gente tiene miedo, pese a que llevamos en guerra desde 2014 en la zona este del país. En mi ciudad, quitaron ya las banderas ucranianas de los edificios oficiales y pusieron las rusas. Están haciéndose también con presas y puntos de producción de electricidad", dice Oleksandra.

Esta pareja se vino a Lugo hace tres años huyendo ya entonces de la guerra puesto que la ciudad de origen de Oleksandra está solo a 50 kilómetros del frente abierto en la zona este de Ucrania, en la región de Donbas. Ambos esperaban un hijo y no querían que naciese en un país en guerra. Así que se vinieron a España como refugiados políticos, huyendo de la guerra. Y aquí fue donde nació su hijo, Mateo. "Yo amo mi país, Ucrania, y no quería venirme pero Mykola me convenció, al final, de que era mejor salvar a nuestro hijo y que debíamos hacer algo para que no naciese en un país en guerra. Llegamos a Lugo después de pasar por Gijón y Valladolid y aquí vivimos como refugiados pero ahora nos denegaron el asilo político y no sabemos qué podemos hacer. ¿Volvemos con un hijo pequeño a un país invadido ahora por Rusia?", se pregunta Oleksandra.

Mientras que esperan que su situación burocrática se solucione, la pareja sigue, con preocupación, la invasión rusa de Ucrania. "Al ver que la cosa se ponía mal, anteayer compré un billete de avión para mi madre. Era para volar el 2 de marzo pero, tras anunciar Putin la invasión, la compañía canceló el vuelo y ahora ya es imposible que se venga", afirma Mykola, quien añade que su padre, de 50 años, recibió este jueves una carta del Gobierno para que se uniese al Ejército. "De momento, solo recibió la carta pero ya tenemos un Estado militarizado. Si el Gobierno lo ordena, puede hacerse con las propiedades de la gente y dejan a la población sin nada", cuenta Oleksandra.

Los padres de esta joven ucraniana fueron este jueves a comprar provisiones de comida a un supermercado. Combustible, dice que ya no hay. "El presidente de Ucrania garantizó que habría comida en los supermercados para catorce días, pero ya no hay combustible. Mis padres compraron suficiente comida para poder sobrevivir. En su casa, no hay refugio antiaéreo pero, como viven en el campo, tienen menos miedo a que los bombardeen", dice.

Tanto Oleksandra como Mikola están convencidos de que los planes de Putin pasan por expansionarse por más países europeos y no se ciñen solo a Ucrania. Ambos creen también que la manipulación del Gobierno ruso entre su población es muy grande. "Los rusos creen que los ucranianos comen niños y piensan que somos fascistas", aseguran.

OIga Glapshun. SEBAS SENANDE
OIga Glapshun. SEBAS SENANDE

OLGA GLAPSHUN: "Cada vez que cuelgo el teléfono, pienso si volveré a hablar con ellos o no"

Olga Glapshun, otra ucraniana afincada en Lugo, se levantó este jueves a las siete y media de la mañana y se enteró de que los rusos acababan de invadir su país. Se lo temía pero nunca pensó que iba a suceder.

"No sabía qué hacer. Tengo a mi hijo y a mi familia allí. Comencé a dar vueltas por casa, muy inquieta y me comenzaron a temblar las piernas. Me rompe el corazón el pensar que ha comenzado una guerra a gran escala en mi tierra. Estoy en contacto con ellos y tratamos de animarnos. Todos están increíblemente preocupados tienen miedo, aunque dicen que intentan mantener la tranquilidad pero la situación en general es muy peligrosa. En mi provincia, Ivano-Frankivsk, que se encuentra en el oeste del país, Rusia bombardeó el aeropuerto", comentaba Olga.

De momento, puede comunicarse con los suyos pero le da miedo que llegue la hora en que ya no pueda recibir noticias de ellos. "Ayer mi familia se levantó a las seis de la mañana con el sonido de las sirenas y el ruido de los aviones y bombardeos cerca de Kiev. Cuando cuelgo el teléfono, pienso si volveré a hablar con ellos o no. Duele pensar que eso pueda suceder. Mi hijo tenía planes de venirse para España pero ahora no puede ser. Está tranquilo, cree que el mundo va a apoyar a Ucrania pero cada vez que pienso que puede ser movilizado, me muero. Siento un dolor increíble para el que no puedo encontrar palabras", dice.

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La familia Kostenko. ADRA PALLÓN

OLEKSANDR KOSTENKO: "Nos niegan el asilo y es una barbaridad porque no tenemos ni a dónde ir" 

La familia Kostenko, asentada en Lugo desde 2020, todavía está pagando el precio de la invasión rusa ahora. Esta familia —compuesta por una pareja, Oleksandr y Olga, y su hija, Oleksandra— llegaron a España hace tres años, de la mano de Cruz Roja, huyendo de la guerra que afectaba a Donbas (este del país) para pedir protección internacional y asilo político.

Se quedaron, ya entonces, sin casa y sin coche. Oleksandr sufrió torturas y estuvo en la cárcel. Al cabo de tres años en España, se encuentran con que les es denegado el asilo, no tienen permiso de trabajo ni reciben ningún tipo de ayuda y temen que los obliguen a salir del país o, lo que es peor, a regresar a una Ucrania invadida por Rusia. Solo hay una palabra para describir esto: desesperación.

"Antes de llegar a Lugo, vivíamos en Donbas, la zona atacada por Rusia hace años. Nuestro piso fue ocupado por los soldados rusos, a mí me dispararon y me hicieron agujeros en las piernas, me torturaron con electricidad y me tuvieron en cautividad un mes. Nos quemaron la vivienda y perdimos la casa y el coche, todo. Hoy [por este jueves] bombardearon nuestra ciudad y nosotros, que llevamos tres años en España, nos niegan el asilo y nos quedamos sin protección internacional, lo que es una barbaridad porque no tenemos ni a dónde marchar, ni cómo sobrevivir aquí", afirma Oleksandr.

La situación se hace todavía más incomprensible para esta pareja dado que su hija consiguió el título de campeona de España de marcha y, ni así, adquiere protección internacional. "No interesa a nadie nuestra situación. No sé qué hacer. ¡Pedimos ayuda! Ni siquiera podemos pedir cita en la Policía para pedir protección internacional", se lamenta.