EL LUGO DE... ÓSCAR DOMÍNGUEZ

Carreras con historias

Es la cara de todas las pruebas solidarias en Lugo desde hace años y junto al río encuentra su lugar
Óscar Domínguez. SEBAS SENANDE
photo_camera Óscar Domínguez. SEBAS SENANDE

Habrá quien crea que Óscar Domínguez va corriendo a todas partes, pero este lucense de adopción también sabe posar los ojos, deleitarse con el paisaje y sentir especial plenitud en algunos espacios urbanos. Hay muchos lugares que le tienen conquistado, pero el puente romano es un escenario de Lugo que le encandila especialmente. Quizá influye que las orillas del río son un buen lugar para el deporte, quizás suma la monumentalidad evidente del viaducto y, sin duda, cuenta que el puente añade a todo ello el haber sido durante mucho tiempo uno de los lugares favoritos a la hora de hacer vida social y encontrarse con amigos.

Este ourensano que llegó a Lugo por amor y que se ha hecho conocido de todos por ponerse una y otra vez las zapatillas para ayudar a causas solidarias, tiene además muy cerca del puente su lugar favorito para correr: el conocido como paseo ecológico, que sale del Fluvial y va aguas arriba del Miño.

Buena parte de las carreras solidarias de Óscar han tenido como escenario la muralla, donde varias veces ha corrido duran veinticuatro horas seguidas. La muralla, reconoce, le encanta, pero no es su lugar favorito para correr, porque la superficie es demasiado dura.

Ha protagonizado grandes retos en la muralla, corriendo 24 horas seguidas como forma de ayudar a Somos Unidos por el Cáncer, a Alucem o corriendo 50 kilómetros por el adarve para ayudar a que un niño con autismo pudiera tener un perro de asistencia

Domínguez detalla que corre unos quince kilómetros diarios "cuando estoy más de relax" y sube mucho el pistón cuando se prepara para alguna prueba dura.

En esos periodos de entrenamiento intenso hace de 280 a 300 kilómetros al mes. Son muchos metros y muchos los espacios que recorre en esos momentos de un trabajo atlético al que está entregado, en realidad, desde no hace tantos años, pese a ser la pasión por la que ha acabado siendo más reconocido por la mayoría de los lucenses.

El Lugo de... Óscar Domínguez

Así, aunque en su adolescencia sí que hacía atletismo, no fue hasta hace doce años cuando se volvió a calzar las botas y empezó a aficionarse a la larga distancia.

Y entonces la vertiente solidaria llegó casi inmediatamente y un poco por casualidad. Domínguez se disponía a iniciar uno de sus grandes retos deportivos, una carrera entre Ponferrada y Santiago, cuando José Manuel Vázquez le llamó para pedirle que llevara en esa carrera una camiseta de Somos Unidos por el Cáncer, como forma de dar visibilidad al problema de salud de tantos niños.

Domínguez cogió ese guante, encantado de poder ayudar, y desde entonces no ha parado. Ha protagonizado grandes retos en la muralla, corriendo veinticuatro horas seguidas en varias ocasiones, como forma de ayudar a Somos Unidos por el Cáncer, a Alucem o corriendo 50 kilómetros por el adarve para ayudar a que un niño con autismo pudiera tener un perro de asistencia.

Él no da ninguna importancia a todos esos kilómetros hechos por las buenas causas. "Si se puede ayudar, se ayuda", dice con modestia Óscar Domínguez, que reconoce que está abierto a cualquier causa que merezca la pena.

Así, aunque muchos le asocien en gran medida con las durísimas carreras que hizo para apoyar a Somos Unidos por el Cáncer, Óscar Domínguez ha corrido por otras muchas causas. Y seguirá haciéndolo. De hecho, la Asociación Lucense de Esclerosis Múltiple (Alucem) ya está con nuevos proyectos, cuenta.

Eso sí, Domínguez reconoce que en las carreras de Somos hubo momentos especiales. Tiene una memoria especial de aquella carrera por la muralla cuando aún vivía Miriam Vázquez, que puso todo su entusiasmo en aquel proyecto solidario, como siempre hacía la joven lucense que durante años puso cara a la lucha de los niños y adolescentes que combaten el cáncer.

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