Un antes y un para después

El día histórico que Galicia vivió este lunes no lo fue tanto para Lugo. Los invitados lucenses al viaje inaugural del Ave tuvieron que hacer el trayecto hasta la estación de A Gudiña por carretera. El acto oficial estuvo presidido, sin embargo, por un acento institucional poco frecuente ahora cuando hay presencia política
Autoridades políticas a la llegada del Ave a Galicia. ADRA PALLÓN
photo_camera Autoridades políticas a la llegada del Ave a Galicia. ADRA PALLÓN

El 20 de diciembre de 2021 es un día histórico. Se sabe porque todo el mundo en las filas de control de seguridad, en los corrillos de los recibidores de las estaciones, en las conversaciones de invitados y en las crónicas periodísticas de las televisiones nacionales lo decía: "Este es un día histórico". Y se felicitaban unos a otros con una satisfacción ajena a las rivalidades políticas y territoriales, como si entre todos acabaran de terminar de construir el túnel de Oural a pico y pala: "Esto marca un antes y un después para Galicia", corroboraban los discursos oficiales elaborados para dar la bienvenida protocolaria al tren de alta velocidad a Galicia, a la espera de que este martes entre en funcionamiento para los viajeros sin invitación.

Será así si todos coinciden, aunque para Lugo el día histórico se quedó en "un antes y un para después", en espera de las mejoras mil veces prometidas en sus estructuras ferroviarias. La alta velocidad en la provincia, mientras tanto, seguirá siendo velocidad relativa.

Habría que empezar por el principio, para contextualizar y que no se pierdan algunos lucenses que, por lo que sea, ignoraban lo histórico que era este día y siguieran a los suyo: un tren es un método de transporte similar a una caravana larga de autobuses pero que se desplaza por unos raíles paralelos en lugar de por una carretera; un Ave es lo mismo, pero muy rápido, salvo en Lugo, que sigue siendo un autobús que se desplaza por carretera hasta Ourense.

En coche a A Gudiña
Establecidos los mínimos imprescindibles, hay que decir que el viaje desde Lugo a Ourense en Ave es francamente agradable, porque permite atravesar muchos valles y algunas montañas y seguir el curso del Sil y contemplar los bosques de árboles autóctonos de la montaña ourensana, que en este tiempo, al ser de hoja caduca, están espectaculares. En dos horas y media, o menos, se llega hasta A Gudiña, las estación de entrada de la alta velocidad en Galicia y el lugar donde Adif había citado a los periodistas e invitados gallegos al antes y el después.

El vestíbulo de la estación parecía el del Parlamento español un día de debate del Estado de la Nación, solo que protegido por tanto guardia civil, policía y servicio de la Casa Real que parecía que las personas que estaban dentro fueran realmente valiosas. Una de ellas era Alberto Núñez Feijóo, que hasta tuvo que interceder para que el servicio de seguridad, más estricto que organizado, dejara pasar a dos periodistas cuyas acreditaciones se perdieron en una nube de correos electrónicos.

Los otros protagonistas, aparte del presidente de la Xunta, llegaron con puntualidad en un Ave que habían cogido dos horas y ocho minutos antes en la estación de Chamartín de Madrid, algo menos de lo que se tarda en llegar de Lugo a A Gudiña. De los vagones de atrás bajaron periodistas como para parar un tren; a los periodistas de la meseta se les distingue porque se mueven en manada, hacen mucho ruido y van siempre tan rápido que parece que fueran a cubrir algo de importancia, sea lo que sea.

Porta de Galicia
Al rato, de los vagones delanteros bajaron el Rey, el presidente del Gobierno, la vicepresidenta segunda y una ministra, para descubrir una placa conmemorativa en la estación Porta de Galicia. La presencia de un solo gaiteiro ya era indicio de que iba a ser un acto breve, aunque lo fue todavía más de lo esperado, bien por ser un acto de alta velocidad o bien porque en la estación Porta de Galicia pegan un viento y un frío como si se hubieran dejado abierta la puerta y varias ventanas. Las vacas pastaban en los prados frente al andén ignorantes del momento que se estaba viviendo y alguien soltó un "¡Viva el Rey!" respondido con poco entusiasmo por un par de personas.

A las 11.40, trece minutos antes de lo previsto, el Ave partía hacia Ourense ya cargado con todos los invitados. Este trayecto, era previsible, ya no se disfruta tanto como el anterior en coche hasta A Gudiña, sobre todo porque en su mayoría transcurre por túneles, de manera que va casi siempre a oscuras y parece que no se ha movido de la triste estación de Lugo. A cambio, es tan veloz como se prometía: a las 11.49 ya circulaba a 239 kilómetros por hora; a las 11.52 alcanzaba su máxima velocidad en el trayecto gallego, 299 por hora. Si se alcanzaron, nunca llegó a marcar los 300, quizás por una estrategia comercial, como cuando en los hipermercados todo esta a 2,99 para que parezca más barato.

A las 12.15 horas, manteniendo el adelanto, llegaba a Ourense. Había tenido que empezar a frenar mucho antes, claro, hasta quedarse en unos modestos 80 kilómetros por hora, más o menos la velocidad máxima que alcanza el tren Lugo-Monforte. La sensación aquí era, sin embargo, de estar parados.

Ourense, estación término 
La comitiva oficial fue recibida por una formación de la Real Banda de Gaitas de Ourense compuesta por una veintena de músicos que gustaron mucho a los llegados de Madrid, pero que se hacían poco para lo que es la costumbre en Galicia: en esta esquina un día histórico cualquiera en una feria entre semana se plantan sesenta u ochenta gaiteiros; una pena que todavía no pueda llegar el Ave a Lugo, para que Felipe VI y Pedro Sánchez vieran un Domingo das Mozas.

El acto se celebró en pleno andén, protegido por unos paneles para que no se vieran pasar los trenes que no eran Ave. Tomaron la palabra la ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez, Alberto Núñez Feijóo y Pedro Sánchez. El Rey no habló, algo que extrañó bastante dado el tute que se había metido hasta Ourense y el conocido interés de la Casa Real en potenciar todo lo que sea tren y Ave. 

Los tres que sí lo hicieron entendieron la importancia del momento institucional que se estaba viviendo y evitaron cualquier atisbo de crítica, centrándose sobre todo en los datos apabullantes que ha llevado aparejados esta obra y en "el antes y el después" que suponía este día "histórico". Quizás, por resaltar algo, no estuvo muy afortunada la ministra cuando quiso acabar con el discurso en alto y sentenció: "La Galicia aislada y brumosa que describía Valle-Inclán hoy por fin es historia". Se ve que Raquel Sánchez no viene mucho a Galicia, a ver si con el Ave vuelve más.

Feijóo, muy en su papel de presidente autonómico y hasta de hombre de Estado —en un comentado contraste con algunos de su partido—, tuvo la elegancia de reconocer el trabajo de los ocupantes de la Moncloa que colaboraron en esta gesta de varias décadas, aunque no dejó pasar la ocasión de recordar que el trabajo no está finalizado: reclamó la conexión con Vigo y con Portugal, así como las conexiones de Ferrol y Lugo. Esta fue la única referencia a Lugo que se escuchó en todo el día.

Pedro Sánchez respondió con el mismo comedimiento y la misma compostura. Al estilo de la "niña de Rajoy", habló de una tal Ana de Asturias, que vivía en Ourense pero que escribió a Adif para resaltar la importancia de este tren, porque su hijo trabaja en Madrid. Hay Anas para todo. "España necesitaba este Ave tanto o más que Galicia", aseguró para desatacar la importancia que el Gobierno concede a la comunidad en su visión de futuro.

Sin prisas
Luego, unas fotos y tal como vinieron, se fueron, siempre con adelanto sobre los horarios previstos. El Ave volvió a parar en Porta de Galicia-A Gudiña, donde los invitados y periodistas de antes pudieron volver a coger sus coches y, en dos horitas y media, ponerse de nuevo en Lugo.

Por si fuera necesario, hay un restaurante bastante recomendable en O Bolo, el Volobriga. Hay que desviarse un poco de la carretera, pero ya puestos, ¿quién necesita ir más rápido?

Tomé y Méndez creen que la llegada del Ave es un hito histórico

José Tomé, presidente de la Diputación de Lugo, conversaba con Lara Méndez, alcaldesa de la capital, en el andén de A Gudiña mientras esperaban la llegada del Ave procedente de Madrid. Ambos coincidían en que, en palabras de Tomé, "isto si é histórico. Chega o Ave a Galicia grazas ao esforzo dun Goberno presidido por Pedro Sánchez, un Goberno socialista, despois dun parón de oito anos, tal como dixo o Tribunal de Contas, que cando analiza as obras do ferrocarril di claramente que se paralizaron na nosa provincia. Deixouse caducar o estudo informativo da variante de Canabal e, no caso da estación de Lugo, anularon o contrato que había. Agora si se fai un esforzo, agora si é real a chegada do Ave a Galicia, pero grazas ao esforzo do Goberno socialista".

Ni el presidente provincial ni la alcaldesa ignoraron que Lugo está aún lejos de la alta velocidad: "É evidente", reconoció Lara Méndez, "que aínda temos que seguir mellorando, que é susceptible de mellora. E desde o Concello e a Deputación imos seguir pelexando polos intereses de Lugo. Nós defendemos sempre as mesmas necesidades independentemente de quen goberne, pero uns gobernos cumpren e outros non".

Según reprochó la regidora, "mostra manifesta de que non cumpren é que estaba adxudicado o proxecto para a realización da estación intermodal e non é que o metesen nun caixón, é que suspenderon ese contrato. É a mostra manifesta de que non había compromiso ningún por parte do Goberno do PP sendo presidente Rajoy e sendo ministra de Fomento outra galega. Os compromisos demóstranse con investimentos, con feitos, e hoxe é un feito que o Ave, por fin, chega a Galicia".
 

Asistentes | Representación amplia de Lugo
La presencia de lucenses en el acto de inauguración del Ave fue amplia. Entre los asistentes figuraban la secretaria de Estado de Transportes, Isabel Pardo de Vera; el secretario general de Infraestructuras, Sergio Vázquez Torrón, así como el exministro de Fomento José Blanco.

AUORIDADES LOCALES. Desde Lugo también viajaron hasta A Gudiña y posteriormente hasta Ourense el presidente de la Diputación Provincial, José Tomé, y la alcaldesa de Lugo, Lara Méndez. Otros cargos que acudieron a este momento histórico en representación de la provincia fueron los senadores César Mogo, Juan Serrano, Manuel Varela y Rosa Arza, así como el diputado Javier Cerqueiro.
Protagonista Isabel Pardo de Vera, una lucense en las máquinas
Si bien Lugo tuvo una presencia totalmente marginal, por no decir nula, en el acto oficial del primer viaje del Ave a Galicia, sí hubo una lucense brillando con luz propia. Se trata de Isabel Pardo de Vera, anterior responsable de Adif y hoy secretaria de Estado de Transportes, una figura que ha sido decisiva en todo este trayecto.

La prueba de ello es que fue reclamada para hacer en el estrado la foto oficial con el Rey, el presidente del Gobierno y los principales protagonistas

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