Alume habilita el primer programa en Lugo de atención al duelo por suicidio

Cuatro familiares supervivientes de tres muertes autoinfligidas participan en este dispositivo, que tiene por objetivo ayudarles a transitar por un duelo especialmente complejo para que no se convierta en patológico
Usuarios de Alume durante una actividad en la sede de la asociación. AEP
photo_camera Usuarios de Alume durante una actividad en la sede de la asociación. AEP

La Asociación Lucense de Salud Mental (Alume) ha puesto en marcha el primer programa de atención al duelo por suicidio que existe en la provincia de Lugo. Se trata de un dispositivo específico para los supervivientes de muertes autoinfligidas, que tiene por objetivo ayudarles a transitar por un duelo muy complejo para que no se convierta en patológico, según explica Ana Regueira.

Por el momento, cuatro familiares de tres personas que se quitaron la vida reciben ayuda en este nuevo programa, que se empezó a gestar hace medio año pero comenzó a recibir participantes hace cuestión de algo más de un mes, fruto de la observación por parte de Alume de que no había ese tipo de atención.

Regueira explica que muchos supervivientes de suicidio reciben asistencia en la red sanitaria y, a través de ella, pueden acceder a consultas de salud mental pero les seguía faltando un espacio para la identificación con otros, un lugar donde poder relacionarse con personas que han pasado por lo mismo que ellos, donde hablar y compartir experiencias con la seguridad de saberse entendidos que es algo que a menudo no sienten en otros entornos.

La directora de Alume explica que, pese al gran número de suicidios que se registran en Lugo, —provincia en la que se produce una muerte autoinfligida cada semana y un intento cada día y medio— sigue resultando muy complicado hablar de ello con cierta naturalidad. Muchos familiares observan en el duelo cómo la gente de su alrededor no sabe bien cómo responder a su situación, eluden el tema, lo mencionan con subterfugios o simplifican las causas y, de alguna manera, se lo transmiten. A menudo se encuentran con que el sucidio de su ser querido les causa, además de un gran dolor, culpabilidad y vergüenza.

El programa incluye a cada familiar en un grupo para hablar con otras personas en su misma situación de sus inquietudes, preocupaciones y angustias, sin sentirse juzgado. Si acude más de un familiar afectado por el mismo suicidio se les asigna un grupo diferente para que cada uno de ellos pueda hablar libremente de su experiencia sin que esta se encuentre supeditada por el relato que haga el otro familiar.

Regueira recuerda que, en el contexto de un duelo por suicidio, pueden darse dinámicas particulares, como autoculparse o culpar al otro, responsabilizándolo de desatender a su ser querido, por lo que es importante que cada participante cuente con un lugar seguro para hablar.

Dos psicólogas de la asociación acuden a las reuniones de todos los grupos para que, en caso de que en algún momento puntual una de ellas tenga de ausentarse de una de las sesiones, la otra pueda continuar sin necesidad de que los participantes tengan que volver a explicar lo ya contado con anterioridad, algo que podría suponer una revictimización.

Los encuentros no se celebran con la misma periodicidad para todos. La valoración previa que hacen las psicólogas de Alume ayuda a determinar cuál es la más conveniente. Para algunos las sesiones son semanales, mientras que para otros son quincenales.

Los participantes acuden a la sede de la asociación junto con el resto de integrantes del grupo asignado para hablar con libertad y de forma abierta sobre aquello por lo que están pasando.

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